Narcisismo "de película": un fashion film por Susana Celis
- Maite
- 12 jun 2022
- 11 Min. de lectura
Actualizado: 11 jul 2022

El concepto de un fashion film no lo conoce todo el mundo. Se trata de una obra audiovisual conceptual que hibridiza la comunicación audiovisual con el mundo de la comunicación de moda. Es un tipo de película al que recurren tanto artistas amateurs para darse a conocer, como grandes empresas de moda, diseñadores, storytellers y otros tipos de creadores del ámbito audiovisual. En este tipo de películas, los elementos de la moda son altamente importantes ya que, como su propio nombre indica, la moda es la protagonista de estas creaciones.
Los fashion films se caracterizan por ser obras audiovisuales que explotan la dirección de arte en su máximo esplendor. Se conoce como dirección de arte a todo el equipo de personas que (en películas, cortometrajes, videoclips, obras teatrales…) forman parte del equipo artístico de preproducción que se encargan, entre otros, de la puesta en escena de todos los elementos artísticos de cualquier rodaje. Incluye el vestuario, las localizaciones, maquillaje, vestuario…

El 10 de abril de 2022, tuve la gran suerte de ser la ayudante de dirección del proyecto de mi compañera Susana Celis, también estudiante de Comunicación Audiovisual. Este cortometraje prometía mucho desde un principio, ya que fue la única estudiante de nuestra clase de Realización cinematográfica que se atrevió a utilizar a cinco actores, contratar una fotógrafa y una maquilladora y establecer una colaboración con una marca de ropa para que nos prestaran el vestuario tan vistoso que buscábamos para llevar a cabo el proyecto.
“Narcisismo”. Sin duda, es un título de un cortometraje que despierta mucha curiosidad. Con un nombre tan ambiguo, no sabes si se tratará de una crítica social o más bien una apología al trastorno de personalidad.

Escena uno. Una chica joven de aspecto pintoresco se encuentra ante un portal antiguo. Utiliza un teléfono móvil de lo más retro y se maquilla en mitad de la calle con aires de superioridad, haciéndose autoelogios. Se mensajea con alguien a quien aún no conocemos. Con una caminata de lo más altiva, mira a la gente de su alrededor por encima del hombro como una diva. Se encuentra con tres chicas que la miran con admiración, e incluso la aplauden cuando pasa por delante de ellas (a pesar de que nuestra protagonista las ha mirado de arriba a abajo con un tono de lo más juzgador y engreído). No tiene vergüenza de emperifollarse en público y se lima las uñas en mitad de un semáforo frente al reconocible Palacio del Marqués de Dos Aguas de Valencia. Eso sí, escupe su chicle antes de cruzar, para dejar claro a todos sus admiradores que la envidian de que ella misma aumenta su propio ego. Finalmente, llega a su destino, la terraza de un bar. Aparece el chico– también vestido de marca con un aspecto de lo más llamativo –con el que se andaba mensajeando al principio del film. Se sientan junto a una mesa, piden un vino caro y ella mira con desprecio al camarero para que se marche. Durante la velada, la joven habla sin parar. Obliga a su cita a sostener un espejo sobre sí mismo para que ella pueda mirarse mientras conversa consigo misma. Él reacciona como haría cualquier persona: se frustra al ver que está lidiando con una persona con un sentido desmesurado de su propia importancia y una necesidad profunda de atención y admiración excesivas. La obra concluye con la chica en el portal, con un aspecto muy distinto al que habíamos visto anteriormente. Lleva un look diferente, y, lo más característico: tiene la apariencia de un payaso. Sonríe, entra en el portal, y aparece una mano que sostiene una bandeja con una rata de juguete.

Susana realizó un brutal trabajo de preproducción para ejecutar su gran idea que sin duda fue el proyecto más complicado y costoso del que todos nosotros hemos formado parte en este año 2022. Estudió, leyó y se informó minuciosamente sobre el comportamiento de las personas narcisistas (como la constante muestra de superioridad, la no escucha, el omnipresente "yo" por encima de todo, el aferramiento a personas con un carácter más influenciable para tener una víctima de manipulación mucho más sencilla, la necesidad de admiración constante…):
“Todas estas características psicológicas debían ir acompañadas de un lenguaje no verbal que las reflejase a la perfección, ya que mi secuencia no incluye ningún diálogo, por lo que también indagué en teorías de lenguaje corporal para poder sacar a relucir esa personalidad a partir de los gestos de la protagonista, así como de sus ‘víctimas’. (...) Hay algo que tenía muy claro: que en mi secuencia quería jugar con la temática y la estética y aprovechar para hacer algo muy atractivo visualmente y ligado con el mundo de la moda que es mi pasión número uno”.
Como ayudante de dirección, yo estuve presente durante todo el proceso de preproducción y me reuní con Susana para ayudarle a dirigir este corto y organizar el rodaje (que debía grabarse en apenas una jornada) de la forma más eficaz y eficiente posible. Para todos los miembros del equipo humano, técnico y artístico que realizamos este proyecto (incluída Susana Celis, la directora), era la primera vez que grabábamos un cortometraje de esta índole.
Además de nosotras dos, en nuestro equipo contábamos con una directora de arte (Teresa Faus), un productor (Alberto M. Herranz), un ayudante de producción (Jarein Ortega), una script o encargada de mantener la continuidad (Marta Lara), un técnico de sonido (David García) y un director de fotografía e iluminación que además hizo de camarógrafo (Daniel Cros, aunque recibió ayuda de Alberto y David).
También colaboramos con dos actores que hicieron de protagonistas– Aina Mir, la personificación del Narcisismo y Luis Novella, el joven –y tres actrices figurantes: Sara Salvo, Laura Chazarra y Victoria Alonso. Se contrató a una maquilladora profesional (Clara Monsell), y una fotógrafa (Dora Martínez) que capturó todos los momentos del rodaje. Y así se constituyó el maravilloso equipo de estas quince personas.
La joven directora, quien está muy involucrada en el mundo de la moda (ha sido actriz y ha trabajado como modelo en incontables proyectos increíbles), supo desde un primer momento que ya que tenía la oportunidad de utilizar todo el material que quisiera (prestado por la Universidad CEU Cardenal Herrera), quería hacer algo grande. Y quiso reflejar esa pasión que tiene por el estilismo y elaborar unos outfits que reflejaran perfectamente la personalidad de cada personaje.
“Por ello, para crear a la protagonista, me inspiré en el personaje más característico de Grimhilde, la bruja malvada de Blancanieves y, probablemente, la más narcisista de todo el mundo Disney. Las chicas del puente iban vestidas de rosa, naranja y azul porque son tres colores que simbolizan paz, tranquilidad, inocencia y transparencia. Todos ellos son rasgos que podrían ser comunes en la personalidad de una persona con un carácter más vulnerable o menos intuitivo que tendría más facilidad de caer en las garras de una persona narcisista. Por último, el chico de la cita va vestido con un atuendo elegante y formal, pero con el detalle de un balaclava con orejas de conejo que le tapan gran parte del rostro, simbolizando ser el "conejillo de indias", la víctima número uno de nuestra protagonista, la persona que realmente padece las consecuencias de una relación tóxica con una persona terriblemente prepotente y superficial.”
Celis adquirió la gran cantidad de vestuario con gran ayuda de su “maravillosa directora de arte, Teresa”, quien además le ayudó a encontrar las ubicaciones perfectas junto a Jarein. Él también estuvo muy implicado en el departamento de arte ya que “había bastante curro”. El ayudante de producción asegura que la experiencia del rodaje con Susana fue de lo más satisfactoria. Jarein realizó la dura tarea del runner (aquella persona en rodajes cinematográficos que se encarga de solventar problemas de preproducción y de último momento en los momentos más estresantes de los rodajes). “A pesar de las dificultades que entraña el rol que me fue asignado (solución de problemas diversos sobre la marcha, traslado de material, asistencia a dirección y cámara, etc.), fui resolviéndolo con bastante solvencia. Tuve suerte en la función de localización, ya que pude encontrar a base de contactos laborales previos, una localización idónea para la grabación de los últimos planos.”

“Para obtener todo este vestuario, contamos con la colaboración de la firma emergente O 'Barret, quien nos prestó su balaclava para la ejecución del proyecto y con "El Vestidor Vintage", que nos proporcionó gran parte del vestuario y al cual aprovecho para hacer un agradecimiento especial”. El atrezzo era muy variado, ya que el tema y la estética del cortometraje eran bastante extravagantes. El vestuario lo conseguimos con una colaboración con la tienda vintage de marcas de lujo, que fue la elección perfecta ya que buscábamos reflejar esa personalidad prepotente y narcisista de la protagonista.
Alberto, el jefe de producción, también realizó una tarea clave para este trabajo, que fue controlar que todas las gestiones entraran en el presupuesto que habíamos establecido para todas las secuencias. En dicho presupuesto se incluía la ropa, cuya “fianza total rondaba los 125 euros con los gastos de tintorería aparte”, recuerda Teresa Faus. Hubo muchos más gastos el día de rodaje, como el transporte de todo el equipo humano (tanto en coches como en transporte público) y el servicio de catering, entre otros.
Él estuvo al tanto en todo el proceso de preproducción, y cerró acuerdos con Susana, Teresa y Jarein. Para la actriz protagonista, el mejor look fue aquel en el que pasa la mayor parte del tiempo. “Llevaba un bolso vintage muy valioso de Miu Miu, con unas medias moradas y un vestido-gabardina. Era muy de mi estilo, y, además, creo que pegaba muy bien con el personaje, Narcisismo”.
Para Faus, nuestra directora de arte, “la parte más difícil de todo el rodaje fue conseguir la localización y permisos de grabación del bar en el que grabamos, y también, que en el mismo día de rodaje debíamos transportar todo el material que pesaba muchísimo”.
“Maite fue una estupenda ayudante de dirección. Elaboramos juntas un detallado plan de rodaje que se ajustase a lo que queríamos hacer, ya que contábamos con la complicación de que había pequeños cambios de ubicación, pero no había más de 10 minutos andando de una a otra porque lo habíamos cuadrado para que así fuese cuando fuimos a localizar. Durante el rodaje, tuvo una función muy activa y estuvo supervisando que todos cumpliésemos con nuestros tiempos para que fuésemos todos a una, es por ello que conseguimos cumplir con el plan de rodaje a rajatabla.” Por otro lado, Marta, la script que además estuvo al mando de la claqueta, “estuvo muy atenta a todos los detalles y me facilitó mucho el proceso de edición posterior porque sus desgloses de continuidad estaban muy bien detallados”.
La tarea del script en cualquier fashion film (y rodaje en general) es muy complicada y laboriosa, y en muchas ocasiones, este trabajo se pasa por alto y no se reconoce como se debería. Un script se encarga de asegurar la continuidad entre plano y plano, además de apuntar qué planos son válidos y cuáles no, para que, en la hora del montaje, todo sea fluido al seleccionar los vídeos inéditos o ‘brutos’, como se llaman comúnmente en el sector. Cuando le pregunto acerca de la dificultad de desempeñar este rol, humildemente contesta que “no fue difícil, sino que más bien fue intenso”. Esto se debe a que “éramos muchas personas trabajando en el rodaje y llevamos un ritmo desde el principio muy dinámico, entonces a veces era duro porque no quieres quedarte detrás, y quieres estar atenta constantemente. Tampoco fue difícil porque la directora y el resto del equipo hicieron que un rodaje intenso se realizase de la mejor manera posible. Todos nos ayudamos entre todos y eso es algo que es muy bonito vivir cuando trabajas”, comenta Marta Lara, con una sonrisa evidente en el rostro.

Qué guay!! 😍